Conquistas Españolas

A la llegada de los españoles, América se hallaba poblada por unos 12 millones de indígenas, pertenecientes a una raza de origen desconocido: todos eran de piel cobriza, pero hablaban distintos idiomas y su civilización era también muy diferente. Desconocían el hierro y la rueda. Los más civilizados eran los indios de México y Perú: explotaban sus yacimientos de oro y plata, vivían en ciudades organizadas con gobiernos centrales, y se dedicaban a la agricultura o a la industria. Apenas asentados los españoles en las islas del Caribe tuvieron noticias referentes a un poderoso y rico imperio indígena, ubicado en el actual imperio mexicano. Las diversas tribus que lo habitaban por ese tiempo, se hallaban sometidas a los poderosos AZTECAS, pueblo guerrero y de crueles costumbres. México era en verdad un país inmensamente rico. Sus habitantes trabajan el oro y la plata, cultivaban la tierra y eran eximios orfebres y tejedores. Habían desarrollado además una brillante cultura, caracterizada por un contraste esplendor y de barbarie: poseía una perfecta organización política, conocían una escritura conocida a la jeroglífica de los egipcios, y su capital, México (Tenochtitlán), con cerca de medio millos de habitantes y edificada sobre un lago con imponentes monumentos y obras artísticas, causó la admiración de los españoles. Pero sus costumbres guerreras eran brutales, y su religión excesivamente sanguinaria: sus dioses exigían víctimas humanas – niños o prisioneros – sacrificados en medio de espeluznantes ceremonias. Y la grandiosa empresa de conquistar este asombroso imperio realizada por el noble español Hernán Cortés, acompañado de 700 soldados. Embarcado en Cuba, este audaz e inteligente oficial, fue bordeando toda la costa hasta desembarcar en 1519 y fundar la ciudad de Veracruz. Luego, sólo con sus pocos soldados frente al gran imperio, ordenó hundir sus naves para que nadie soñara con regresar a Cuba, y emprendió de inmediato la marcha hacia el interior. Cortés, aprovechó el descontento de las tribus sometidas a los Aztecas, aliándose con unas en contra de las otras, poco a poco se fue apoderando de todo el país. Llegados a la capital y contrariamente a lo esperado, los españoles fueron bien recibidos por los aztecas y tratados como enviados de los dioses. Pero alojados en una fortaleza y rodeados por 300.000 guerreros indígenas, no podían considerarse muy seguros. Por ello, Cortés, mediante un audaz golpe de mano logró apoderarse del emperador Montezuma II, y mantenerlo como rehén. Pero la muerte del jefe era una refriega, en 1521 estalló una terrible rebelión indígena que obligo a Cortés y a sus compañeros a huir de la capital en la famosa “noche triste”. Poco después, habiendo llegado refuerzos, los españoles derrotaron a los indios en la batalla de Otumba y reconquistaron nuevamente la ciudad de México. Luego, ya asegurado el dominio español, un Virrey vino a hacerse cargo del gobierno del país conquistado llamado “Virreinato de la Nueva España”.

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